jueves, 11 de septiembre de 2008

EGO, mi Ego...

El Rebelde en mí es aquél que me lleva a hacer las cosas como a él le conviene. Porque no le importa las consecuencias de lo que hago.
Interesale sí, que las cosas sean como él quiere, cuando las quiere.
Él maneja un argumento poderoso y sus actos están todos muy bien justificados con un exaustivo bla, bla, bla ...
También es incansable, pues trabaja 24 horas al día, 7 días a la semana.
Pareciera que su tarea es dictarme lo mismo: a nunca tomar vacaciones, solo trabajar, trabajar y trabajar!
Cuando sucede de que no estoy vigilante, y que la atención se me vá, Ah, ya estoy en sus manos. Cumpliendo con los deseos de él. Trabajando para él, en sociedad con él. Y el cien por ciento ya comprometido con sus vanidades, superficialidades y controles.
Así como con los famosos juegos de perseguidor y víctima ... sus juguetes favoritos.
Le gusta jugar y me incita a entrar en su show.
Es su tarea. Y la realiza muy bien.
No me cabe duda de que al Rebelde se debe tratar con gran respeto.
Sobre todo en las pequeñas actitudes del día a día, con los que están más cerca: los niños, esposo, familia, amigos. Los más prójimos, los más queridos.
Parecen tratarse de cosas pequeñas nuestras actitudes de la rutina diaria. Pero la forma como atuo en ellas és que me permite construir un paso más a la Claridad, a la Objetividad en las relaciones con los demás. Y a la aplicación de la Ley de Amor en mi vida.
Sí, en la relación con las personas és como puedo saber dónde estoy. Son el espejo. Y de saber quién está actuando: el rebelde - ese programa que se ejecuta automáticamente - o yo mismo, en conciencia de la realidad.
Devo, también, tener en cuenta la construcción, poco a poco, de una comunicación más precisa, más clara y objetiva con las personas.
En esa actividad de la comunicación estoy tratando de evitar los malos entendidos y sobre todo no esperar nada de nadie. Porque ahora sé que no siempre las personas actúan por sí mismas.
Poco a poco, porque es un trabajo para toda la vida.
Como hasta hace pocos años, no contando con una referencia de un valor superior ya construido internamente, yo sólo veía la posibilidad de ganar, de tener las cosas a mi favor. Estaba yo rehen del Rebelde...
Sofria y no podía ver la fuente del sufrimiento. Busqué ayuda.
Y mucha ayuda ha sido necesaria... Y mucho trabajo sobre mí misma y con mi pareja... hasta que me ha sido posible ver el Rebelde por separado. Es decir, ver que él y yo somos "yoes" diferentes. Aún él piense mis piensamientos, coma de mí comida...
Me gusta él, y declaro mi intención de ser su amigo.
Sólo no puedo aceptar que mi tarea la haga por mí, porque así no funciona la vida.
Además mi deja sin trabajo. Y con la cuenta en zero. Porque al Rebelde no le gusta pagar.
Y también porque tiene existencia temporária. Su papel en la película es el escenario.
Tratase de una apariencia de la realidad - la tan famosa Sombra, como es conocido en las últimas décadas.
Lo veo como un instrumento diseñado para la experiencia humana en la Tierra. Um programa que se ejecuta automáticamente. Y al igual que en el software de un ordenador, cada persona pone sus propios datos. Y ciertamente los puede cambiar.
Yo lo llamo Rebelde, pero cada persona lo nombra como gusta.
EGO es su nombre más popular. Y todo el mundo lo tiene.
Tampoco tengo aquí la intención de argumentar a su favor o en su contra.
Busco más bien un reconocimiento más preciso, más lúcido de lo que es, de quién es, de cómo actua.
El hecho es que tenemos con el tal proximidad, tan estrecho y íntimo convivir, que nos toma tiempo para identificarlo y aún más conocer su configuración.
Mucho gusto en conocerle. Declarole mi deseo de ser su amigo.
Y lo invito a trabajar conmigo. Tengo proposito y servicio para ofrecerle, incansable hacedor.

Gracias, muy gracias por la Luz que Yo Soy.