sábado, 21 de marzo de 2009

***

PAZ Y LA GENETICA

Hay un dicho popular que afirma que "Quién se casa quiere su casa".

Si las tomamos en consideración a estas palabras, la primera interpretación que viene es que cada pareja debe de tener su propia casa, garantizando su privacidad y la autonomía física del nuevo núcleo familiar.

Sin embargo, si profundizamos un poco más se puede decir que quién se casa, se va de la casa de sus padres. Que creció y busca la construcción de su propia vida.

Esto quiere decir que hay aquellas personas que ya tienen su propia casa y aún no ha salido de la casa de los padres?
- Por cierto que la mudanza de casa no garantiza un real comienzo de una nueva vida. Porque la diferencia que esto implica es sutil y requiere una percepción más aguda de la realidad, todavía no deseada y pedida por todos los hombres y mujeres, en estos tiempos de la humanidad.

Aquellos que en consciencia deciden dejar la casa de los padres, tienen claro que esto significa iniciar una vida propia. Ya están listo para ver alguién más que a si mismos, a aceptar otras genéticas, otros sistemas de creencías. Podría ser incluso que tienen claro que hay más para vivir más allá de la comprensión de la vida que los padres les entregaran.

Y que el vivir no es necesariamente una repetición de la vida de otros seres humanos, aún sean nuestros tan queridos padres. Trascender el nivel genético-biológico sigue siendo el desafio mayor de la humanidad.

Compremeterse con la propia autonomía material, emocional, mental y espiritual sigue siendo un desafio que la humanidad tiene que superar.

No es tan común, por ejemplo, la comprensión que mi padre no más es portador del espermatozoide y que mi madre porta el óvulo, pero que ellos no los pensaron y ni los crearon.

Son una dadiva anterior a todos los padres y madres de la Tierra.

Y son más que elementos esenciales de la reproducción humana. Ellos también portan la vida y la Luz que brilla en cada mente y en cada corazón.

¿Quién habrá pensado y creado el esperma y el huevo?
Es una pregunta pertinente.
Y un buen punto de partida para reflexionar sobre las sorpresas y las maravillas que el Padre de la vida y del amor ha reservado para cada uno de nosotros, los seres humanos...

Gracias por la oportunidad de persistir.

No hay comentarios: